Puerto Príncipe.- La situación en esta capital haitiana comienza a entrar en una etapa crítica a pesar de que este jueves comenzaron a llegar los socorristas y las ayudas internacionales.
Las autoridades confirmaron el entierro de siete mil cadáveres levantados de las calles haitianas mientras que otros están a la intemperie y comienzan a estar en estado de descomposición, amenazando con desatar epidemias.
La escasez de combustibles comenzó a hacerse sentir y largas filas se producen en las estaciones de expendio. En las noches no hay energía eléctrica y la oscuridad dificulta las labores de socorro.
Tal vez la principal dificultad para la labor de los representantes de los organismos internacionales y socorristas son los largos entaponamientos de vehículos que impiden que las ayudadas puedan llegar con la rapidez necesaria, a pesar de la colaboración que hace en ese sentido la Minustah.
Tapones de horas se producen en las más importantes avenidas de esta ciudad como Toussaint Louverture y Delmas.
El agua, vital líquido para la vida de la gente, es racionada o vendida en algunos lugares. Por tal sentido se inició un operativo de entrega de “agua en fundita”.
“Sepultados vivos”Una de las situaciones más dramáticas la sufren las personas que permanecen bajo los escombros, a pesar de que aún están con vida.
En uno de estos casos, un grupo de personas que fue sepultada por las edificaciones del Shodu Plaza, se comunicaron por teléfono con parientes para pedirles que le ayuden, decirles que estaban vivos y que les lleven agua.
El Shodu es una plaza comercial de cinco niveles, situada en el Route Frere Delmas 105, que se desplomó en el momento que tenía varios clientes.
Hay numerosos casos de personas que están vivas a pesar de que han pasado más de dos días del sismo. La carencia de materiales logísticos impidió el rescate en las primeras horas, sin embargo ayer llegaron rescatistas extranjeros, con perros amaestrados para esa labor.
En contraposición, son comunes las historias de reencuentros entre parientes o amigos a quienes se consideraban muertos. Otros en cambio solo se aferran a la esperanza de encontrar los suyos con vida.
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