Santo Domingo.- Sonia Marmolejos dejó en su casa a su bebé recién nacido, tomo un autobús del transporte público y se trasladó al hospital Darío Contreras, para amamantar a niños haitianos víctimas del terremoto que están internos en ese centro traumatológico.
La madre dominicana alimentó a varios de los más de 20 niños del vecino país internos en el Darío Contreras por lesiones que sufrieron al sus viviendas en Puerto Príncipe, fruto del devastador sismo.
Su rostro mostraba una gran satisfacción mientras daba el seno a un bebé con un profundo golpe que le hundió parte del cráneo y cuya madre está interna en estado de gravedad en el hospital de Jimaní.
“Me enteré de que aquí había niños haitianos muy recién nacidos y vine a ver en que podía ayudar y le estoy dando el seno este niño, éste no es el mío, tengo uno pequeño, pero estoy aquí ayudando, dándole el seno”, precisó.
Sonia, de pocas palabras, pero al parecer con un gran sentimiento humanitario, no especificó el tiempo que estaría en el hospital, ni si volverá en otras ocasiones.
En el Darío Contreras hay cerca de 84 haitianos con problemas severos, incluyendo piernas y brazos amputados, y de ese total hay 20 niños ubicados en salas bien higienizadas y cuidadas.
Solo ayer cinco fueron intervenidos quirúrgicamente, incluyendo el bebé que era amamantado por Sonia al momento de la visita de reporteros.
Diferente a los niños que por su edad no tienen ese tormento, la principal preocupación de muchos de los haitianos adultos internos en este centro asistencial, no es lograr curarse de sus lesiones, sino qué harán cuando regresen a su país, donde sus viviendas colapsaron y sin saber del paradero de sus familiares.
De los adultos internos, el 33 por ciento son mujeres y los restantes hombres, pero en su mayoría perdieron casi a todos sus familiares y muy pocos tienen quién los procure o los albergue luego de que los médicos les den de alta.
Esa es la situación de los internos Luciene Celuus y Lolo Juan Junior, quienes a través de un intérprete expresaron a Listin Diario que cuando se sanen volverán a su país, porque esa es su única patria, pero que “iremos sin rumbo porque no nos quedó nadie”.
Luciene tiene severos traumas en la cabeza, mientras que Lolo, quien no pudo contener las lágrimas, perdió una pierna que quedó aplastada por una pared.
El movimiento en el Darío Contreras es constante y los pacientes son atendidos hasta en los pasillos. Los médicos trabajan con entusiasmo y los estudiantes haitianos residentes en el país también aportan su cuota de asistencia como intérpretes, mientras que los que estudian medicina asisten a los galenos del centro.
En medio de las precariedades, debido a que el hospital ha aceptado pacientes por encima de su capacidad, las autoridades del centro buscan alternativas y tocan las puertas de amigos que puedan colaborar para albergar a los pacientes que ya pueden recibir atenciones ambulatorias.
Humanitarios
Personas voluntarias como el artista Rubby Pérez y Luis Ángeles habilitaron una vivienda próximo centro de salud donde tienen albergados a unos 7 pacientes que son atendidos por varios médicos y voluntarios.
En el lugar hay representantes de la Cruz Rojas y el Cuerpo de Bomberos.
De acuerdo con los detalles gran parte de los pacientes han sido dados de alta pero pernoctan en una sala especial habilitada en el área de la emergencia vieja del centro mientras pueden ser reubicados hasta devolverlos a su país.
Según las autoridades del centro ese tipo de paciente nunca había visitado la Republica Dominicana por lo que no saben hablar ni entienden el español.
Se informó que las autoridades de salud conjuntamente con el voluntariado que dirige Sor Bernardina Vásquez, trabajan en las gestiones de trámites para el momento en que esos pacientes tengan que ser devueltos sanos a su país de origen.
Sor Bernardina Vásquez quien hace 27 años dirige la Asociación de Voluntarios del hospital Doctor Darío Contreras, aprovecho la ocasión para pedir a los voluntarios y personas en general a que lleven y colaboren con ropas, comida, y todo lo que puedan.
Afirmo que tiene el inconveniente de que quienes van a atender a familiares y pacientes necesitan ropa y comida para cambiarse en el centro.
“En cuanto a los niños estamos solicitando mochilas para poder prepararle un bolso con algo de higiene, pasta de diente cepillo para cuando salgan de aquí puedan llevarse algo a sus casas ya que ellos no tienen nada”, apunto Sor Vásquez.
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